Cuando era muy chico, mi papá tuvo que ir a trabajar al norte de Argentina. Así, que hicimos el trayecto entre Buenos Aires y Tucumán en tren. El viaje duró dos días. En más de una oportunidad vi como enganchaban un vagón extra al tren en alguna estación donde parábamos. Me llamaba mucho la atención que la locomotora fuera capaz de jalar cualquier cantidad de vagones. No entendía cómo una maquina tan pequeña podía hacer eso.
Eso me hizo reflexionar lo siguiente…. Las personas somos como el FERROCARRIL. Estamos divididos en dos tipos, unos son LOCOMOTORAS y otros VAGONES. Todo ferrocarril tiene muchos vagones pero pocas locomotoras. Es más, muchos tienen una sola. Es decir, que hay más seres humanos vagones que seres humanos locomotoras.
Mi pregunta es: ¿Qué decides ser tú? ¿Locomotora o vagón? El hombre y la mujer locomotora son aquellos que desde que se despiertan en la mañana tienen en su cabeza gran cantidad de cosas que quieren hacer. Es el ser humano que sale a la calle a comerse el mundo. Es un ser provisor, con iniciativa y trabajador. Tiene un sueño a futuro que podría llamarse, la estación de llegada final. Va todos los días tras ese sueño final. A través de ese camino se va a tener que encontrar con varias estaciones. Esas estaciones tienen como encargo nutrirnos de experiencia que necesitamos para llegar a la meta. Allí, cargan combustible, toman su ración de alimentos, adquieren conocimiento, etc. La gente subirá y bajará. Aparecerán mientras otros desaparecerán en la vida de este ser humano. Pero sabe con claridad hacia dónde va, hacia adelante.
Por otro lado, el hombre o mujer vagón es aquel a quien se jala desde que nace o, en este caso, desde que se fabrica. Siempre va empujado. No tiene fuerza, no arranca. No tiene iniciativa. Transcurre mientras la vida pasa. No va a llegar a ningún otro lado. Queda atravesado en la vía, y le produce molestias a cualquier locomotora que venga tratando de superarse. Conozco gente que no tiene vida propia y que depende exclusivamente de estar enganchado en la locomotora. Define si vas a ser una LOCOMOTORA. Si tu vida es un vagón piensa: ¿Qué hiciste unas horas atrás? ¿En qué pensaste cuando te despertaste? ¿Cuál era tu proyecto del día? ¿Cuál era tu proyecto de vida? Medita en lo siguiente: ¿Sabes a dónde quieres llegar? ¿Ya te conformaste con lo que lograste? Pregúntate si las horas que faltan del día las vas a pasar entre la televisión, el Ipod, la internet, chateando en Facebook o en cualquiera de esas vías nuevas de comunicación que ha creado el hombre o si vas a salir de tu casa a a ganarte el lugar que Dios te dio. Tienes que estar dispuesto a ganarte la cuota de oxigeno que Dios te regaló para que siguieras viviendo.
Dependiendo de la respuesta que des en tu corazón, sabrás que parte del ferrocarril eres.
-RICARDO MONTANER-
Eso me hizo reflexionar lo siguiente…. Las personas somos como el FERROCARRIL. Estamos divididos en dos tipos, unos son LOCOMOTORAS y otros VAGONES. Todo ferrocarril tiene muchos vagones pero pocas locomotoras. Es más, muchos tienen una sola. Es decir, que hay más seres humanos vagones que seres humanos locomotoras.
Mi pregunta es: ¿Qué decides ser tú? ¿Locomotora o vagón? El hombre y la mujer locomotora son aquellos que desde que se despiertan en la mañana tienen en su cabeza gran cantidad de cosas que quieren hacer. Es el ser humano que sale a la calle a comerse el mundo. Es un ser provisor, con iniciativa y trabajador. Tiene un sueño a futuro que podría llamarse, la estación de llegada final. Va todos los días tras ese sueño final. A través de ese camino se va a tener que encontrar con varias estaciones. Esas estaciones tienen como encargo nutrirnos de experiencia que necesitamos para llegar a la meta. Allí, cargan combustible, toman su ración de alimentos, adquieren conocimiento, etc. La gente subirá y bajará. Aparecerán mientras otros desaparecerán en la vida de este ser humano. Pero sabe con claridad hacia dónde va, hacia adelante.
Por otro lado, el hombre o mujer vagón es aquel a quien se jala desde que nace o, en este caso, desde que se fabrica. Siempre va empujado. No tiene fuerza, no arranca. No tiene iniciativa. Transcurre mientras la vida pasa. No va a llegar a ningún otro lado. Queda atravesado en la vía, y le produce molestias a cualquier locomotora que venga tratando de superarse. Conozco gente que no tiene vida propia y que depende exclusivamente de estar enganchado en la locomotora. Define si vas a ser una LOCOMOTORA. Si tu vida es un vagón piensa: ¿Qué hiciste unas horas atrás? ¿En qué pensaste cuando te despertaste? ¿Cuál era tu proyecto del día? ¿Cuál era tu proyecto de vida? Medita en lo siguiente: ¿Sabes a dónde quieres llegar? ¿Ya te conformaste con lo que lograste? Pregúntate si las horas que faltan del día las vas a pasar entre la televisión, el Ipod, la internet, chateando en Facebook o en cualquiera de esas vías nuevas de comunicación que ha creado el hombre o si vas a salir de tu casa a a ganarte el lugar que Dios te dio. Tienes que estar dispuesto a ganarte la cuota de oxigeno que Dios te regaló para que siguieras viviendo.
Dependiendo de la respuesta que des en tu corazón, sabrás que parte del ferrocarril eres.
-RICARDO MONTANER-
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